las lagañas te arañan la cara;
nadie entendió nada.
Alegres por el humo
algunos peces se remuerden
en tu alcoba.
 y una escoba
se aferra a tu boca
 y brota como una loca.
una boina que te calza
como nuez a tu cien.
y más de mil gotas
te aferran a la tierra.
 mientras te afeitas
vuelven monedas  de sudor
que te traen y te revuelcan
como peces al amanecer.
 y por fin un sin fin de
protestas- que te aterraban-
caen como las gotas
que se disuelven tal nieve
al vapor.
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