las veredas refrescantes
de asfalto seco, huelen a húmedo.
los balcones miran a las terrezas embarazadas.
las flores esperan que las rieguen.
las miradas saturadas sacan pestañas.
las arañas se aburren de estar estampadas.
las palabras se sienten ínfimas y abandonadas.
los jardines felices amamantan a los días.
brotan sonidos de cada rincón de la vía.
y miran.
las estrellas escondidas envidian los dias.
y la risa verde, casi fosforecente espera al unísolo
que las piedras les den alguna pista de vida
y de estigma, con ira.
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