El sábado fue un día de muchas COSAS. Cosas, objetos. Al final creo un poco en los objetos. Empecé Las particulas elementales del sr. Houellebecq. Me enganchó, o me enganché. Además del contenido, los capítulos son cortos, eso es muy bueno, son tips de los libros que facilitan su lectura. Es muy bueno en su totalidad.
También continúo agrandando mi colección de Taschen, esta vez con los dos tomos de Arte Moderno. Mi estante de libros de arte empezó con el surrealismo, que le sigo teniendo un cariño especial. La biblioteca arte va así: surrealismo, moda y surrealismo, Magritte, Toulousse Lautrec, Klimt, HundertWasser, Outsiders (no el de Becker, uno de grafittis que traje de Barcelona); El camino del artista ( I y II), FreePlay, modos de ver, el concepto de diafragma, manifiestos del surrealismo, del dadaismo y del futurismo, diccionario del surrealismo, biografía de Dali.
El estante latinoamericana va así: Arlt: Los 7 locos, los lanzallamas, la isla desierta. Aira: la fuente, yo era una chica moderna. Borges: Ficciones, El otro el mismo, Nuevos cuentos de Bustos Domecq. Carpentier: obras compeltas 3; Cortazar: cuentos inolvidables, historia de cronopios y fama, Bestiario, todos los fuegos el fuegos. Cambaceres: Sin Rumbo, En la sangre. De Santis: el teatro de la memoria. Dimopulos: cada despedida. García Marquez: Doce cuentos peregrinos, Cronica de una muerte anunciada, Cien años de soledad, Del amor y otros demonios.Puig: La traición de Rita Hayworth. Quiroga: A la deriva y otros cuentos. Saer: el Entenado. M. Serrano: Arrancame la vida, Nosotras que nos queremos tantos, La vida te despeina. Saramago: Ensayo sobre la ceguera. La gran mayoría los leí primaria secundaria y hasta un año después del secundario. Después me dediqué más a los autores internacionales y los sociólogos.
El estante literatura internacional va así: Auster: El libro de las Ilusiones, Viajes por el Scriptorium, La noche del Oráculo, El país de las últimas cosas. Barbery: la Elegancia del Erio. Baricco: Seda. Baudelaire: Las flores del mal. Berger: Puerca Tierra, Una vez en Europa. Carrol: Alicia en el país de las Maravillas. Coetzee: Desgracia, Elizabeth Costello. Camus: el extranjero, el malentendido-Coaguila. Casona: Los árboles mueren de Pie, Prohibido suicidarse en primavera. Calvino: las ciudades invisibles. Chejov: la gaviota, tio Vania El jardín de los cerezos. Dahl: Las brujas. Duras: el amante. De Bouvair: la mujer rota. Gunter Gras: De Alemania a Alemania. Gavalda: Je voudrais que quequ´un m attende quelque part. Graid: La princesa que creía en los cuentos de Hadas. Huxley: un mundo feliz. Houellebecq: Plataforma, las partículas elementales. Hesse: Demian, Siddartha. Husvedt: Elegía para un americano. Herrigel: Zen en el arte del tiro con arco. K Le guin: un mago de terramar ( 4 libros). Kerouak: Los subterraneos. Melville: Baterbly el escribiente. Murakami: Tokio Blues, Al sur de la frontera al oeste del sol, El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, Cronica del pajaro que da cuerda al mundo. Oe: Una cuestión personal. Padura: el hombre que amaba a los perros. Rilke: Cartas a un joven poeta. Rowling: Harry Potter del 1 al 7. Rimbaud: Iluminaciones. Shakespeare: Romeo y Julieta, Macbeth, Hamlet Sanz: vive rápido, siente despacio. Salinger: El guardian entre el centeno, Nueve Cuentos. Schlink: amores en fuga. Tenesse Williams: memorias, un tranvía llamado deseo, verano y humo. Tolstoi: La guerra y la Paz. Virgilio: La eneida
Después vienen los dos estantes de sociología, filosofía, historia que son más aburridos, o en realidad yo ya me aburrí, lo dejo para la próxima.
Otro día también elijo sólo 10 de esta larga lista.
lunes, 6 de agosto de 2012
viernes, 13 de julio de 2012
Cartas a un joven poeta
Soy de esas personas que tienen metas. Cuando pierdo la meta sufro. Es algo así como tener claro dónde invertir la energía.
Hoy 13 de julio del 2012, viernes, tengo ganas de hacer una lista de los libros que leí hasta ahora. A veces me pregunto dónde guardamos realmente toda la información que tenemos; datos como fechas direcciones números, lugares, nombres de las cosas, desde los nombres de los huesos hasta los autores de los libros, por decir un ejemplo.
Simultaneamente soy de esas que todo le va a parar a la pansa, siempre tengo un leve malestar, que intuyo que es como una insatisfacción constante. ¿Qué me falta? al parecer nada. Pero es así, hay un siendo que nunca logra contentarse, se parece al "me quedé con hambre" que justamente es expresión de insatisfacción. Por algo la expresión: "no gracias, estoy satisfecho". Bueno eso. Siempre queremos más. No es hambre, pero es deseo.
Los libros se me caen de la biblioteca y me sigo comprando libros. Es algo común. Me gustan las cosas de los comunes, lo común, lo que nos une en tanto humanos buscamos experiencias. El libro tiene esa experiencia personal y común. Los libros se comparten, se comparten impresiones, sensaciones.
Lo que me gusta de escribir es poner puntos.
En la búsqueda de la expresión que nos queda cómoda es dónde más nos realizamos. Es como una cuestión de encontrar la medida propia para las experiencias. Aprender a metabolizar, sabiendo que lo que se va a abrir se abrir solo y no porque yo mande la flecha.
Algo así pasa con los libros, alguien lo escribe, y en otro lugar y en otras situaciones eso resuena. La magia de la vida, me encantan las cuestiones de "resonancia". Es como mi debilidad y mi don.
Ahora estoy empezando Cartas a un joven poeta, y se los recomiendo a todos.
Todo se une en este punto: la experiencias de la lectura nos libera de la experiencia en carne propia, por lo menos en parte. Nos permite sensibilizarnos con otros, sin que sean esos otros con los que seguimos viviendo. Es una descarga finalmente, como muchas otras cosas, pero más cuidada, más protegida.
jueves, 28 de junio de 2012
Versión entregada, no terminada
Segundo Parcial Domiciliario
Política, nueva subjetividad y discurso.
Cátedra: Arfuch
Alumno: Ana Wagner
d) Reflexione en torno a la práctica de
la narración, la figura del narrador y las nociones de experiencia y memoria a
partir de los elementos que en torno de estas cuestiones despliega el ensayo
"El narrador", de Walter Benjamin.
El ensayo El narrador (1936) es uno de los últimos textos de
Benjamin. Podemos adelantar que algunos
de los temas que abarca son la experiencia,
la técnica, la transmición, de la
justicia. La siguiente cita me resulta un buen punto de partida para abordar el
texto: “Es como si una facultad que nos parecía inalienable, la más segura
entre las seguras, nos fuera arrebatada. Tal, la facultad de intercambiar
experiencias.” (p.60). Esta cita nos
permite pensar en violencia. Walter Benjamin escribe este texto después de la
Primera Guerra Mundial. Uno de los aspectos más destacable de su propuesta es la conciencia de que el haber vivido una
experiencia tan extrema como la guerra deja sin relato (el ejemplo son los soldados
que vuelven mutilados de la guerra). ¿Es posible una experiencia de la guerra? Como bien dice Pablo Oyarzun, la pregunta fundamental que
formula Benjamin en este ensayo es la pregunta por la Experiencia. “¿Qué valor
tiene todo el patrimonio cultural si no le asociamos experiencia? (…) Sí,
admitamoslo: esta pobreza de experiencia no es sólo pobreza en (experiencias)
privadas, sino en experiencias humanas en general. Y con ello, una especie de
nueva barbarie” (p.11)
Se ha reflexionado desde diversas perspectivas acerca de una
supuesta crisis de la experiencia que incluso pone en entredicho la posibilidad
de tal experiencia del horror. Ni la inefabilidad como atributo de la muerte ni
la crisis de la experiencia, sin embargo, han detenido la producción de relatos
sobre la guerra. Por un lado, la
destrucción de la experiencia a mano del despliegue de la tecnología. Por el
otro, si la experiencia como tal sucumbe, qué es lo que sucumbe con ella, y
cuál sería su índice. En la interpretación de Oyarzun, la comunicabilidad de la
experiencia refiere a formas de participación en una experiencia común, la cual
no está pre-construida, sino que deviene común en la comunicación. Los sujetos
se constituyen intersubjetivamente, en la constante exposición a la alteridad. Esto
solo es posible en y por la comunicación y así es esencialmente un intercambio
de narrativas. Aquí podemos recordar el concepto de Iterabilidad en Derrida. La
iterabilidad (otro), ligada a la repetición, estructura la marca de escritura
misma. Entender a la escritura como representación le permite a Derrida introducir
el concepto de ausencia: la representación suple la presencia, y no como
ruptura de la presencia, sino como reparación y modificación continua. Aparece
el marcar como representar, como hacer presente y en este sentido repara
esa ausencia. Quizás los
testimonios sean auténticas proyecciones imaginarias sobre el acontecimiento, o
acaso las sombras del siglo todavía nos conminen a sospechar de los semblantes
y a renegar del lenguaje en el lugar de lo real.
El tema del lenguaje es tratado por
Benjamin en otros de sus escritos, entre ellos “La tarea del traductor”. El lenguaje es una manifestación del ser, pero
el ser y el lenguaje no pueden identificarse. Esta identificación es el abismo
que amenaza a las teorías del lenguaje. El lenguaje es el medio por el cual la razón
produce, retiene y perfecciona su obra. Es condición y producto de la razón.
Benjamin realiza un movimiento de crítica al conocimiento. Todo lo que es se manifiesta;
pero no todo es comunicable. Así el lenguaje es comunicación de contenidos
espirituales. Asi mismo, el hecho de que haya un lenguaje verbal testifica que
no es el único lenguaje. Esto es clave para Benjamin. El conocimiento es una
práctica y siempre está en juego una política del conocimiento. Lo que Benjamin
va a rescatar es el sentido de justicia de la narración. La narración moldea
las experiencias propias y ajenas de la vida humana.
En el principio del ensayo El narrador retoma
dos “arquetipos” de narradores arcaicos, establecidos en la Edad Media, el
marino mercante y el campesino sedentario. Como bien nos advierte Oyarzun, Benjamin
incide en las formas de la historiografía, la crónica y la narración,
contrastando la primera con las dos
últimas. En el ensayo que estamos releyendo se presenta al narrador como
alguien que viene de muy lejos; “Cuando alguien realiza un viaje, puede contar
algo” Aquí lo que da su lugar al narrador es la experiencia, su presencia
testimonial. “En todos los casos, el narrador es un hombre que tiene consejo
para dar al oyente. (…) El consejo es menos la respuesta a una pregunta como
una propuesta concerniente a la continuación de la historia (…) Todo esto
apunto a lo que está en juego en toda verdadera narración. Trae consigo,
abierta u velada, su utilidad” (p.64). En este ensayo Benjamin , pone el acento en el valor de uso de las
experiencias. Podríamos proponernos
entonces hacer más visible la
relación de conocimiento y experiencia
con la figura del narrador.
Con la modernidad, la alienación capitalista destruye
la sociabilidad del taller de artesanos y transforma al viajero en turista. Siguiendo
el desarrollo de Oyarzun, podemos ver que se diferencian y se oponen narración
y novela como artesanía y técnica. “La
narración (…) es también, por así decirlo, una forma artesanal de la
comunicación. No se propone transmitir el puro “en sí” del asunto, como una
información o un reporte. Sumerge el asunto en la vida del relator, para poder
luego recuperarlo desde allí. Así, queda adherida a la narración la huella del
narrador, como la huella de la mano del alfarero a la superficie de su vasija
de arcilla. “(p. 71) De este modo plantea Benjamin al narrador como un artesano y al arte de narrar como un oficio. Historiador, el narrador y el cronista están referidos
a dimensiones de la memoria.. La narración se sirve de la memoria, que es
caprichosa, no intencional, a diferencia de la novela que se sirve de la
rememoración y está guiada por la intención. Los criterios de verdad son
distintos. La narración deja abierto el por qué de los hechos y es más flexible
. La novela ya no es un relato para ser compartido sino que es producida con
expresa destinación al libro. Y está más dirigida a in-formar a los sujetos
receptores, determinando su interés, que a suministrar elementos para la
conducción de la vida o la orientación del mundo. La oposición más fuerte entre narración y
novela tal vez tendrá que ver con el tipo de experiencia colectiva en la
primera e individual en la segunda.
¿Cuáles son las condiciones de
posibilidad y estructuras que dan lugar a la práctica narrativa?
Esta pregunta que abre Benjamin en su ensayo cobra valor también aquí. En el caso de la experiencia Argentina, la crisis del 2001 la podemos tomar como punto de quiebre del relato de la propia
historia. Tomo este hecho como
habilitante para desarrollar los conceptos de experiencia, transmisión, memoria,
justicia, relato, narración, entre otros.
En lugar de la experiencia (abierta) la modernidad habría
instalado el dominio de la información (cerrada) y reemplazado el régimen de la
transmisión por el de la explicación. “El hombre de hoy ya no trabaja en lo que es
susceptible de ser abreviado. De hecho, ha logrado abreviar incluso la
narración. Hemos vivido el desarrollo del short story que se ha sustraído de la
tradición oral y ya no permite aquella superposición de capas delgadas y
transparentes, la cual ofrece la imagen más acertada del modo y manera en que
la narración perfecta emerge de la estratificación de múltiples relatos
sucesivos.” (p. 73) El concepto de
experiencia en Benjamín es una forma de establecer redes capilares entre textos
y contextos. Sus análisis tienden estas redes capilares porque tratan el
material heterogéneo como citas que se entrelazan.
Como venimos sosteniendo, la
experiencia es un tema fundamental en Benjamin. Sin muchas pretensiones me interesa releer la
crisis del 2001 en Argentina rescatando la construcción de un nuevo discurso a
partir de esa experiencia traumática.
En el 2001 en Argentina se puede observar una
crisis institucional, de hegemonía y legitimidad; palpable en el estallido en
la plaza de Mayo. Frente al gran colapso del 2001, Néstor Kirchner llego al poder con
el 22% de los votos, votos prestados del duhaldismo y del peronismo
tradicional. Frente a la sociedad fragmentada, las instituciones deterioradas,
el contexto de los ciudadanos que proclamaban “que se vayan todos” Nestor
Kirchner tuvo capacidad de visión y a través de una estructura de poder
vertical y una forma decisionista ( Hugo Quiroga, en La república desolada) logró salir de la crisis con el plan del
ministro de economía de Duhalde, Lavagna.
El estallido responde a un descontento colectivo con las autoridades del
gobierno, pero que no llegó a poner en tela de juicio al propio sistema
representativo (democracia). En el
contexto de crisis de las instituciones fue la nacionalidad aquello que mantuvo
vivo al pueblo argentino durante ese período de crisis y que decidió mantener a
la democracia como régimen político. Ahora bien, es en este contexto de crisis
y de una sociedad “anómica” (tal
como lo plantea Sidicaro en términos, durkheimianos) donde existía un Estado
fragmentado y carente de legitimidad, que no poseía normas políticas firmes y
donde los ámbitos de control del Estado carecían del peso suficiente. La
sociedad se ve desestructurada por la caída de las normas políticas y por la
ausencia de lazos orgánicos entre los individuos, hecho que presenta a la
sociedad de la época no como un todo sino como un conjunto de partes. Lo
que venía caracterizando al país era la extranjerización de la economía
que fue acompañada por la privatización de empresas. Las altas tasas de interés
financieras impuestas por los bancos provocaron que las PYMES no alcanzaran a
pagarlas, o, las que lograron sobrevivir lo hicieron de la mano de despidos y
salarios baratos. Los aumentos de los porcentajes de desocupación y los
salarios devaluados fueron los protagonistas de esa época. Los únicos
beneficiados fueron los actores representantes del capital financiero y
especulativo. La corrupción vino de la mano de la neoliberalización; con la
desregulación estatal la corrupción fue característica de la década, además de
los claros clientelismos políticos y los beneficios materiales que se obtenían
con los cargos políticos.
Es en este contexto que Néstor Kirchner llega al poder. “En una situación de
desorden radical, el “orden” está presente como aquello que está ausente; pasa
a ser un significado vacío, el significante de esa ausencia” (Laclau, p.. 84). Sidicaro
sostiene que el kirchnerismo se aprovechó de esta fragmentación social para, a
través de la clase política, “fabricar” un representado imponiéndole un
panorama y una visón del mundo propia de los intereses del representante. En
términos de Pierre Bourdieu “se fuerza un sentido”, la fragmentación no
encuentra sentidos y los individuos necesitan de él para vivir, he aquí la
aparición de un líder político que dotará de sentido una sociedad que se ve
carente del mismo. “el representante o portavoz crea al
representado al ofrecerle criterios de visión y de (di)visión del espacio
social y político, y que su prédica opera en la construcción de una actor
colectivo movilizado”. Es difícil encontrar representación en la fragmentación
porque no hay un colectivo. Por lo que se debe representar a cada uno en
particular a partir de una figura que sirva como punto de unión. Kirchner ocupó
ese punto de unión entre los lazos fragmentados de la sociedad, donde todos los
fragmentos creyeron que era un buen gobernante, pero todos poseían distintos
fundamentos sobre ello. Es por esto que el autor sostiene que Kirchner supo
hacer política en condiciones de anomia. Aquí
encaja como fichas un rompecabezas lo expuesto por Benjamin: “El consejo es
menos la respuesta a una pregunta como una propuesta concerniente a la
continuación de la historia (…)” El Kirchnerismo logró construir un
poder que pasara los límites del partido justicialista y del mismo peronismo.
Poder sentado en las bases de un universo propio y construido a través de todas
las voces anómicas y proliferantes de la sociedad argentina de la época,
congregando a dirigentes de procedencias ideológicas diferentes. Dejando atrás
todo tipo de lógica partidista, trató de incluir en su proyecto a todo aquel
que pudo. Este concepto de líder sin
partido nos permite pensar en un posicionamiento político muy hábil, en
tanto no busca comprometerse en la representación de ningún sector particular.
Pero sin embargo “quedar bien” con todos ellos. De esta manera “el poder de
Kirchner pudo extenderse porque estuvo abierto a todos los que aceptasen la
apuesta presidencial, sus alianzas no reparan en ideologías ni en pasados”.
Retomando a Laclau podemos agregar a este desarrollo que “precisamente
porque la comunidad en cuanto tal no es el puro espacio diferencial de una
identidad objetiva sino una plenitud ausente. Ella no puede tener ninguna forma
propia de representación y tiene que tomar esta última en préstamo de alguna
identidad constituida en el interior del espacio equivalencial.”(p.80) Laclau llama “cadena
equivalencial” a un conjunto de demandas específicas, digamos
“justicia social”, “dignidad”, “trabajo”, que aparecen como equivalentes
entre sí en tanto que son expresadas por un conjunto acotado de imágenes o
palabras sin un contenido propio bien determinado. De ahí el carácter
vago o impreciso del discurso populista, que no se debe a una falencia
doctrinaria, sino a las exigencias que impone la necesidad de agregar una
pluralidad de demandas diferentes entre sí en una totalidad unificada. La
relación por la que un contenido particular pasa a ser el significante de la
plenitud comunitaria ausente, es lo que llama relación hegemónica. La presencia de significados vacíos es la
condición misma de la hegemonía.
Sin entrar en un análisis sobre el kirchnerismo, me interesa
rescatar la crisis del 2001 como hecho, como experiencia argentina. Y la
resignificación de la nación que se fue construyendo: “Gracias Nestor, tenemos
patria”. La idea de patria vuelve a surgir en contraste con “que se vayan todos”
de no hace tanto tiempo atrás.
“Narrar historias siempre ha sido el
arte de volver a narrarlas, y éste se pierde si las historias ya no se
retienen. Se pierde porque ya no se teje ni se hila mientras se les presta
oído. Cuanto más olvidado de sí mismo está el que escucha, tanto más
profundamente se imprime en él lo escuchado.” (p.71) Así podemos leer que la potencia
de la narración se apoya en valorar, recuperar, darle espacio a aquello que
está a punto de perderse, lo inolvidable. Estas palabras de Benjamin cobran
sentido en este contexto Argentino si vemos a la nación a punto de perderse,
hasta que no tanto por las condiciones objetivas (si bien la economía empezó su
proceso de recuperación rápidamente) sino más bien por la recuperación del relato
de los argentinos, de la historia argentina. Enseguida las políticas por los
derechos humanos, recuperar la historia, resignificarla, Uno de los pilares del
kirchnerismo con los que pocos pueden oponerse. En este camino podemos
sostener la aparición de algún tipo de justicia en el nuevo relato. Si bien el proceso de crisis de las instituciones, de legitimidad
y autoridad continúan y acompañan también esa etapa, simultáneamente se dan procesos
que con Rosanvallon podemos denominar contra-democracia. “En nuestro tiempo se
ha producido una erosión de la confianza en los dirigentes y en las
instituciones políticas, erosión que ha formado prácticas, puestas a pruebas,
contrapoderes sociales informales y también de instituciones, destinados a
compensar la erosión de la confianza mediante una organización de la desconfianza.”
Las instituciones ya no poseen la capacidad de socializar a los individuos y
“otorgarles” una identidad a través de los profesionales que funcionaban como
vinculo entre los valores supra-sociales que poseía la institución y los
individuos. Ya no son creadoras de subjetividad. Los profesionales y los
individuos ya no se ven cooptados por instituciones “totales” o
tradicionalismos que los subyacen y los construyen como sujetos. El proceso de
desinstitucionalización debilita considerablemente esta representación.
Aparecen de esta manera
nuevos espacios sociales de creación de identidades por fuera de estas viejas
instituciones, trayendo consigo una pluralidad de nuevas demandas. “Entendemos
que los modos en que los actores, en su proceso de demanda de justicia, ponen
en práctica sus derechos crea un espacio público de lucha democrática que
permite la emergencia de un sujeto político con capacidad de acto y palabra”. En
los reclamos por los derechos humanos o los reclamos frente al “gatillo fácil” aparece
la legitimación social del reclamo en
contraste con la injusticia vivida. Siguiendo el texto La fuerza del derecho de P.
Bourdieu, podemos ampliar nuestra visión del concepto de justicia, teniendo en
cuenta que el derecho tiene por excelencia el monopolio de lo simbólico. Los
juristas crean las normas y leyes escritas, que le garantiza al derecho la
fuerza de la forma. Las reglas se plantean lo mas universalizantes posibles para que el luego el juez se
encuentre parado como tercero mediador, en una posición de neutralidad, y no se
plantea la noción de árbitro. Dice Bourdieu que el derecho funciona sólo en la
medida en que permanece invisible la arbitrariedad que detenta. Al ser las
normas laxas y posibles de ampliar y
modificar en alguna de su forma, el juez siempre dispone de un margen de
interpretación de las normas y de los casos. Parte de la legitimidad que sigue
manteniendo el derecho es que las reglas y normas surgen de las necesidades de
las sociedades. El derecho hace al mundo
social en tanto que lo regula. Tiene el monopolio de regular el orden social, y
mantenerlo. Para eso tiene diferentes mecanismos que le permiten mantener el
monopolio. Además de la fuerza de la forma, la regla codificada, es muy
importante que los juristas detentan la palabra autorizada. Retomando nuestro planteo inicial, podemos ver en el
narrador una figura mucho más justa que en el juez, disponiendo de la
posibilidad de narrar con mucho más margen, incluyendo la pluralidad de
acontecimiento que hacen a la historia, sobretodo con la capacidad de crear
matices, a diferencia del juez, que tiene que decidir en blanco o negro.
Al apartarse de las instituciones, las acciones colectivas
contrademocraticas que ejercen un control por fuera de todo partido político
hacia las instituciones, se hacen carne en el espacio público. “Las apariciones
manifiestan su carácter productivo a partir de la creación de voces
horizontales identificadas en un nosotros, que a su vez produce identidad en
tanto sentirse parte de ello”.
Quiroga sostiene que tanto la sociedad civil como los medios de comunicación
son los encargados de controlar al Estado, de funcionar como contrapoderes. Podemos
incluir entonces la sanción de La Ley de medios impulsada desde el gobierno,
como paso a favor de la pluralidad de voces.
Siguiendo con el planteo de Quiroga podemos ver que el
kirchnerismo también se encargó de la creación de la otredad: creó un enemigo íntimo.
Enemigo al que no solo le dedicará gran parte de sus discursos (“¿Qué te pasa
clarín, estas nervioso?”) y de su accionar político. En el análisis de
Sidicaro, con la creación de este enemigo, busco obtener consenso público,
generando a partir de este consenso hegemonía e identidad. En Laclau, una clase o grupo es considerado
como hegemónico cuando no se cierra en una estrecha perspectiva corporativista
sino que se presenta amplios sectores de la población tales como la
emancipación o la restauración del orden social. (p.82). En términos de
Bourdieu, podemos agregar que crea representados. Este enemigo tiene la peculiaridad de ser
medio de información. La disputa por el
relato se vuelve más visible.
Dice
Benjamin que el arte de narrar estriba en mantener una historia libre de explicaciones
al paso que se la relata. Con la
propagación de la información, pareciera que el arte de narrar “se ha vuelto
raro”. “(La información) sólo vive en ese instante, tiene que entregarse
totalmente a él sin perder tiempo. Distintamente la narración; ella no se
desgasta. Mantiene su fuerza acumulada, y es capaz de desplegarse aún después
de largo tiempo.”(p.69) En el caso del kirchnerismo podemos ver como se fue dio
un proceso de construcción a tal punto de asumir con el 45% de los votos en el 2007, que cuantificó la legitimidad del
kirchnerismo.
Según Sidicaro, el kirchnerismo no pudo construir el mito fundador que
legitime sus tomas de posición y poderes, y no pudo construir/crear al enemigo,
más que a Clarín. Lo cual, si la oposición es un grupo económico mediático,
habla de la crisis de los partidos políticos.
A modo de cierre tomo del texto Benjamin y la
deconstrucción, de Jorge Panisi la siguiente cita: “La modernidad implica este
pensar dentro de espacios culturales
que están regidos por la nación, por el
territorio lingüístico y político abarcado por la nación. Pensar estas casi
naturalizadas identidades, sin convertir a la lengua en una totalidad
trascendente. Pensar el entre es poner un pie hacia el exterior, hacia la traducción, sin abandonar la morada lingüística.
Pensar de este modo, en la suposición del arraigo que el pensamiento mantiene
con el recinto lingüístico implica la
posibilidad de una expansión. En los presupuestos de los nacionalismos
están las pretensiones a la universalidad, a una expansión universal. La
filosofía es ese discurso que se expande con pretensiones de universalidad,
pero su afán está contenido por el destino de la lengua que no le acaece como
si fuese un accidente inesencial: traducir es una operación que atañe a la
presencia del otro: la otra lengua, la otra cultura, el otro pensamiento y la
relación con lo otro. Incluso la traducción en los límites de una misma lengua
deja vislumbrar la sombra de lo otro. Cuando hablamos una lengua la experiencia
de la traducción instala la comodidad y la incomodidad simultáneas de una no
coincidencia perpetua con el sentido. Una forma de la traducción.”
narrados
Segundo Parcial Domiciliario
Política, nueva subjetividad y discurso.
Cátedra: Arfuch
Alumno: Ana Wagner
enfocar en alguna problemática específica. En este sentido, las
consignas asumen un carácter orientador. Vale aclarar que la cuestión a abordar
podrá ser exclusivamente teórica, o bien planteada desde el análisis de algún
objeto/discurso/enunciado singular (de carácter
artístico/político/literario/periodístico, etc.) cuya lectura e interpretación
les permita desplegar e interrogar las categorías y argumentos que transitan
los autores propuestos en los módulos II y III, sin renuncia a establecer
relaciones con los que corresponden al primer módulo, siempre que sea
pertinente.
d) Reflexione en
torno a la práctica de la narración, la figura del narrador y las nociones de
experiencia y memoria a partir de los elementos que en torno de estas
cuestiones despliega el ensayo "El narrador", de Walter Benjamin.
El
ensayo El narrador (1936) es uno de los
últimos textos de Benjamin. Podemos adelantar que algunos de los temas que abarca son la
experiencia, la técnica, la transmición, de la justicia. La siguiente
cita me resulta un buen punto de partida para abordar el texto: “Es como si una
facultad que nos parecía inalienable, la más segura entre las seguras, nos
fuera arrebatada. Tal, la facultad de intercambiar experiencias.” (p.60). Esta cita nos permite pensar en violencia.
Walter Benjamin escribe este texto después de la Primera Guerra Mundial. Uno de
los aspectos más destacable de su propuesta es la conciencia de que el haber vivido una
experiencia tan extrema como la guerra deja sin relato (el ejemplo son los soldados
que vuelven mutilados de la guerra). ¿Es posible una experiencia de la guerra? Como bien dice Pablo Oyarzun, la pregunta fundamental que
formula Benjamin en este ensayo es la pregunta por la Experiencia. “¿Qué valor
tiene todo el patrimonio cultural si no le asociamos experiencia? (…) Sí,
admitamoslo: esta pobreza de experiencia no es sólo pobreza en (experiencias)
privadas, sino en experiencias humanas en general. Y con ello, una especie de
nueva barbarie” (p.11)
Se ha reflexionado desde
diversas perspectivas acerca de una supuesta crisis de la experiencia que
incluso pone en entredicho la posibilidad de tal experiencia del horror. Ni la
inefabilidad como atributo de la muerte ni la crisis de la experiencia, sin
embargo, han detenido la producción de relatos sobre la guerra. Por un lado, la destrucción de la
experiencia a mano del despliegue de la tecnología. Por el otro, si la
experiencia como tal sucumbe, qué es lo que sucumbe con ella, y cuál sería su
índice. En la interpretación de Oyarzun, la comunicabilidad de la experiencia
refiere a formas de participación en una experiencia común, la cual no está
pre-construida, sino que deviene común en la comunicación. Los sujetos se
constituyen intersubjetivamente, en la constante exposición a la alteridad.
Aquí podemos recordar el concepto de Iterabilidad en Derrida. Esto solo es
posible en y por la comunicación y así es esencialmente un intercambio de
narrativas. Quizás los
testimonios sean auténticas proyecciones imaginarias sobre el acontecimiento, o
acaso las sombras del siglo todavía nos conminen a sospechar de los semblantes
y a renegar del lenguaje en el lugar de lo real
El
tema del lenguaje es tratado por Benjamin en otros de sus escritos, entre ellos
“La tarea del traductor”. El lenguaje es una manifestación del ser, pero el ser
y el lenguaje no pueden identificarse. Esta identificación es el abismo que
amenaza a las teorías del lenguaje. El lenguaje es el medio por el cual la razón
produce, retiene y perfecciona su obra. Es condición y producto de la razón.
Benjamin realiza un movimiento de crítica al conocimiento. Todo lo que es se manifiesta;
pero no todo es comunicable. Así el lenguaje es comunicación de contenidos
espirituales. Asi mismo, el hecho de que haya un lenguaje verbal testifica que
no es el único lenguaje. Esto es clave para Benjamin. El conocimiento es una
práctica y siempre está en juego una política del conocimiento. Lo que Benjamin
va a rescatar es el sentido de justicia de la narración. La narración moldea las experiencias propias y
ajenas de la vida humana.
En el principio del ensayo El narrador retoma
dos “arquetipos” de narradores arcaicos, establecidos en la Edad Media, el
marino mercante y el campesino sedentario. Como bien nos advierte Oyarzun, Benjamin
incide en las formas de la historiografía, la crónica y la narración,
contrastando la primera con las dos
últimas. En el ensayo que estamos releyendo se presenta al narrador como
alguien que viene de muy lejos; “Cuando alguien realiza un viaje, puede contar
algo” Aquí lo que da su lugar al narrador es la experiencia, su presencia
testimonial. “En todos los casos, el narrador es un hombre que tiene consejo
para dar al oyente. (…) El consejo es menos la respuesta a una pregunta como
una propuesta concerniente a la continuación de la historia (…) Todo esto
apunto a lo que está en juego en toda verdadera narración. Trae consigo,
abierta u velada, su utilidad” (p.64). En este ensayo Benjamin , pone el acento en el valor de uso de las
experiencias. Podríamos proponernos
entonces hacer más visible la
relación de conocimiento y experiencia
con la figura del narrador.
Con
la modernidad, la alienación capitalista destruye la sociabilidad del
taller de artesanos y transforma al viajero en turista. Siguiendo el desarrollo
de Oyarzun, podemos ver que se diferencian y se oponen narración y novela como
artesanía y técnica. “La narración
(…) es también, por así decirlo, una forma artesanal de la comunicación. No se
propone transmitir el puro “en sí” del asunto, como una información o un
reporte. Sumerge el asunto en la vida del relator, para poder luego recuperarlo
desde allí. Así, queda adherida a la narración la huella del narrador, como la
huella de la mano del alfarero a la superficie de su vasija de arcilla. “(p.
71) De este modo plantea Benjamin al
narrador como un artesano y al arte de
narrar como un oficio. Historiador, el
narrador y el cronista están referidos a dimensiones de la memoria.. La
narración se sirve de la memoria, que es caprichosa, no intencional, a
diferencia de la novela que se sirve de la rememoración y está guiada por la
intención. Los criterios de verdad son distintos. La narración deja abierto el
por qué de los hechos y es más flexible . La novela ya no es un relato para ser
compartido sino que es producida con expresa destinación al libro. Y está más
dirigida a in-formar a los sujetos receptores, determinando su interés, que a
suministrar elementos para la conducción de la vida o la orientación del mundo.
La oposición más fuerte entre narración
y novela tal vez tendrá que ver con el tipo de experiencia colectiva en la
primera e individual en la segunda.
¿Cuáles
son las condiciones de posibilidad y estructuras que dan lugar a la práctica
narrativa?
En lugar de la experiencia
(abierta) la modernidad habría instalado el dominio de la información (cerrada)
y reemplazado el régimen de la transmisión por el de la explicación. “El
hombre de hoy ya no trabaja en lo que es susceptible de ser abreviado. De
hecho, ha logrado abreviar incluso la narración. Hemos vivido el desarrollo del
short story que se ha sustraído de la tradición oral y ya no permite aquella
superposición de capas delgadas y transparentes, la cual ofrece la imagen más
acertada del modo y manera en que la narración perfecta emerge de la
estratificación de múltiples relatos sucesivos.” (p. 73) El concepto de experiencia en Benjamín es una forma
de establecer redes capilares entre textos y contextos. Sus análisis tienden
estas redes capilares porque tratan el material heterogéneo como citas que se
entrelazan.
El
concepto de experiencia como venimos sosteniendo es un tema fundamental en
Benjamin. Sin muchas pretensiones me
interesa releer la crisis del 2001 en Argentina en función
En el 2001 en Argentina se puede observar una crisis
institucional, de hegemonía y legitimidad; palpable en el estallido en la plaza
de Mayo. Frente al gran colapso y crisis del 2001, Néstor Kirchner llego al
poder con el 22% de los votos, votos prestados del duhaldismo y del peronismo
tradicional. Frente a la sociedad fragmentada, las instituciones deterioradas,
el contexto de los ciudadanos que proclamaban “que se vayan todos” Nestor
Kirchner tuvo capacidad de visión y a través de una estructura de poder
vertical y una forma decisionista logró salir de la crisis con el plan del
ministro de economía de Duhalde, Lavagna.
El estallido responde a un descontento colectivo con las autoridades del
gobierno, pero que no llegó a poner en tela de juicio al propio sistema
representativo (democracia). En el
contexto de crisis de las instituciones fue la nacionalidad aquello que mantuvo
vivo al pueblo argentino durante ese período de crisis y que decidió mantener a
la democracia como régimen político. Ahora bien, es en este contexto de crisis
y de una sociedad “anómica” (tal
como lo plantea Sidicaro en términos, durkheimianos) donde existía un Estado
fragmentado y carente de legitimidad, que no poseía normas políticas firmes y
donde los ámbitos de control del Estado carecían del peso suficiente. La
sociedad se ve desestructurada por la caída de las normas políticas y por la
ausencia de lazos orgánicos entre los individuos, hecho que presenta a la
sociedad de la época no como un todo sino como un conjunto de partes. Lo
que caracterizaba al país era la extranjerización
de la economía que fue acompañada por la privatización de empresas. Las altas
tasas de interés financieras impuestas por los bancos provocaron que las PYMES
no alcanzaran a pagarlas, o, las que lograron sobrevivir lo hicieron de la mano
de despidos y salarios baratos. Los aumentos de los porcentajes de desocupación
y los salarios devaluados fueron los protagonistas de esa época.
Es en este contexto que Néstor Kirchner llega al poder, Sidicaro sostiene que
el kirchnerismo se aprovechó de esta fragmentación social para, a través de la
clase política, “fabricar” un representado imponiéndole un panorama y una visón
del mundo propia de los intereses del representante. En términos de Pierre
Bourdieu “se fuerza un sentido”, la fragmentación no encuentra sentidos y los
individuos necesitan de él para vivir, he aquí la aparición de un líder
político que dotará de sentido una sociedad que se ve carente del mismo. “el
representante o portavoz crea al representado al ofrecerle criterios de visión
y de (di)visión del espacio social y político, y que su prédica opera en la
construcción de una actor colectivo movilizado”. Es difícil encontrar
representación en la fragmentación porque no hay un colectivo. Por lo que se
debe representar a cada uno en particular a partir de una figura que sirva como
punto de unión. Kirchner ocupó ese punto de unión entre los lazos fragmentados
de la sociedad, donde todos los fragmentos creyeron que era un buen gobernante,
pero todos poseían distintos fundamentos sobre ello. Es por esto que el autor
sostiene que Kirchner supo hacer política en condiciones de anomia. El Kirchnerismo logró construir un poder que
pasara los límites del partido justicialista y del mismo peronismo. Poder
sentado en las bases de un universo propio y construido a través de todas las
voces anómicas y proliferantes de la sociedad argentina de la época,
congregando a dirigentes de procedencias ideológicas diferentes. Dejando atrás
todo tipo de lógica partidista, trató de incluir en su proyecto a todo aquel
que pudo. Este concepto de líder sin
partido nos permite pensar en un posicionamiento político muy hábil, en
tanto no busca comprometerse en la representación de ningún sector particular.
Pero sin embargo “quedar bien” con todos ellos. De esta manera “el poder de
Kirchner pudo extenderse porque estuvo abierto a todos los que aceptasen la
apuesta presidencial, sus alianzas no reparan en ideologías ni en pasados”.
Sin entrar en un análisis
sobre el kirchnerismo, me interesa rescatar la crisis del 2001 como hecho, como
experiencia argentina. Y la resignificación de la nación que se fue
construyendo: “gracias Nestor, tenemos patria”
“Narrar
historias siempre ha sido el arte de volver a narrarlas, y éste se pierde si
las historias ya no se retienen. Se pierde porque ya no se teje ni se hila
mientras se les presta oído. Cuanto más olvidado de sí mismo está el que
escucha, tanto más profundamente se imprime en él lo escuchado.” (p.71) Así
podemos leer que la potencia de la narración se apoya en valorar, recuperar,
darle espacio a aquello que está a punto de perderse, lo inolvidable. Estas
palabras de Benjamin cobran sentido en este contexto Argentino si vemos a la
nación a punto de perderse, hasta que no tanto por las condiciones objetivas
(si bien la economía empezó su proceso de recuperación rápidamente) sino más bien por la recuperación del relato
de los argentinos, de la historia argentina. Enseguida las políticas por los
derechos humanos, recuperar la historia, resignificarla. Uno de los pilares del
kirchnerismo con los que pocos pueden oponerse
Tambien la creación de la otredad: creó un enemigo íntimo. Enemigo
al que no solo le dedicará gran parte de sus discursos (“¿Qué te pasa clarín,
estas nervioso?”) y de su accionar político. En el análisis de Sidicaro, con la
creación de este enemigo, busco obtener consenso público, generando a partir de
este consenso hegemonía e identidad.
Nuevamente, en términos de Bourdieu, crea representados. Este enemigo tiene la pecularidad de ser medio
de información. La disputa por el relato
se vuelve más visible.
Dice
Benjamin que el arte de narrar estriba en mantener una historia libre de explicaciones
al paso que se la relata. Con la
propagación de la información, pareciera que el arte de narrar “se ha vuelto
raro”. “(La información) sólo vive en ese instante, tiene que entregarse
totalmente a él sin perder tiempo. Distintamente la narración; ella no se
desgasta. Mantiene su fuerza acumulada, y es capaz de desplegarse aún después
de largo tiempo.”(p.69) La noticia debe ser verosímil y viene siempre ya con su
explicación. La narración suscita preguntas, está abierta a interrogantes.
...
En el texto Benjamin y la deconstrucción,
Jorge Panisi expone: “La modernidad implica este pensar dentro de espacios
culturales que están regidos por la nación, por el territorio
lingüístico y político abarcado por la nación. Pensar estas casi naturalizadas
identidades, sin convertir a la lengua en una totalidad trascendente.Pensar el
entre es poner un pie hacia el exterior, hacia la traducción, sin abandonar la morada lingüística. Pensar de este modo,
en la suposición del arraigo que el pensamiento mantiene con el recinto lingüístico implica la posibilidad
de una expansión. En los presupuestos de los nacionalismos están las
pretensiones a la universalidad, a una expansión universal. La filosofía es ese
discurso que se expande con pretensiones de universalidad, pero su afán está
contenido por el destino de la lengua que no le acaece como si fuese un
accidente inesencial: traducir es una operación que atañe a la presencia del
otro: la otra lengua, la otra cultura, el otro pensamiento y la relación con lo
otro. Incluso la traducción en los límites de una misma lengua deja vislumbrar
la sombra de lo otro. Cuando hablamos una lengua la experiencia de la
traducción instala la comodidad y la incomodidad simultáneas de una no
coincidencia perpetua con el sentido. Una forma de la traducción.”
La desaparición del arte de
narrar conjuntamente con la elusión del rostro de la muerte (“El morir, en el curso de la época
moderna, es expulsado mas y más fuera del mundo perceptivo de los vivos”) imposibilita
que la sabiduría adquiera una forma transmisible. La muerte existe y signa todo lo viviente. “La muerte es la sanción de todo lo que el
narrador puede referir”. A los ojos de Oyarzun, si en la novela la muerte no es
sólo el sello, sino la condición de sentido de la vida que –sin embargo- se
perfila evasivo en la rememoración, en el arte de narrar ella es la instancia
de un recuerdo insondable. El cronista persiste algo suyo en el relato.
En lugar de la experiencia
(abierta) la modernidad habría instalado el dominio de la información (cerrada)
y reemplazado el régimen de la transmisión por el de la explicación. “El
hombre de hoy ya no trabaja en lo que es susceptible de ser abreviado. De
hecho, ha logrado abreviar incluso la narración. Hemos vivido el desarrollo del
short story que se ha sustraído de la tradición oral y ya no permite aquella
superposición de capas delgadas y transparentes, la cual ofrece la imagen más
acertada del modo y manera en que la narración perfecta emerge de la
estratificación de múltiples relatos sucesivos.” (p. 73) El concepto de experiencia en Benjamín es una forma
de establecer redes capilares entre textos y contextos. Sus análisis tienden
estas redes capilares porque tratan el material heterogéneo como citas que se
entrelazan.
miércoles, 20 de junio de 2012
Relato del viaje en el miércoles feriado
Mi feriado fantástico empezó así: El gran y hermosisimo Jhonny Deep, el que no tiene defectos, se separó.
Faltan 4 minutos para las 8:00 a.m. Asi que tengo un gran día por delante. Algo de sol ya veo.
El viaje me inspiró muchísimo. Estoy reincorporandome a la rutina en Buenos Aires. Sentí una libertad allá y una ausencia de prejuicios al caminar que quiero resguardar para mi vida aquí. En mi top de museos que conocí estan el de HundertWasser en Viena, el Museo de la música y el castillo Belvedere donde estaba la muestra de Klimt por los 150 años. En Berlín mi top fueron Postdam, el campo de Concentración y el Museo Pérgamo. Pero Berlín fue mucho más que museos, fue mucha vida, mucha vitalidad, mucha juventud. Expansión, vivencia. "Berlín se comió toda la cultura" sentí en un momento. Ayer charlabamos sobre la transformación que hicieron los alemanes, de transformar su sombra - más allá de que hoy los lidera Merkel - Hay mucha educación para la conciencia de lo que fueron los campos de concentración y exterminio, del significado de la 2º Guerra Mundial.
También me divertí a lo loco en Berlín, conocí cualquier cantidad de bares para el tiempo que estuve, calidad y cantidad de beer. Conocí muy bien el transporte, un lujo. Viernes y sabado toda la noche. Creo que llegué a caminar por el 70% de los barrios de Berlín. No me faltó el amor tampoco.
En el Mercado turco pude comrpar los regalos a mis amiguis, y unas zapas a 4 euros que usé bastante en el resto de los días de viaje. Llegué a Buenos Aires con 3 grados. No da. Pero aca estamos. Buenos Aires es una gran ciudad, inmensa y con gran variedad cultural.
En Amsterdam el clima no nos acompaño, pero la fiesta no me la perdí. Fui a una gran fiesta ilegal con mi amigo holandes, que me llevó en su bici, sin duda lo más emocionante. Ahí me ofrecieron como 5 drogas, que no acepté, solo probé los globos, algo muy llamativo. Se drogaban con globos que vendían en la barra a 3 euros. Nada que valga la pena a mi parecer, pero a ellos se los veía bien convencidos inhalando globos. En fin, experiencias. Al día siguiente fuimos a una clase de Body Combat, elemento sorpresa. Formaba parte de la rutina de los domingos de los que nos alojaban, en su preciosa casa de 3 pisos. Y después de un riquísimo almuerzo fuimos a caminar al parque, donde el solsito se dejaba ver un poco más.
Llegamos a Austria en tren. Pasamos un día en Innsbruck, ciudad del esquí. Una montañas preciosas y unas construcciones edilicias bien distintas a las nuestras, más como las que uno ve en películas, de siglos atrás. Y así en todo Austria. Una monarquía que dejó sus huellas, bien visibles. En Viena había una suerte de arco de triunfo con las insignias de Francisco emperador I siglo XIV. De lo más imponente que ví.
De lo 1º que hicimos en Viena fue visitar la casa del doctor Sigmund Freud, quien vivía a dos cuadras de lo de mi abuela Eli. También fuimos a sacarnos una fotito a allí. Fuerte, raro. Tampoco tanto. Y después de algunos palacios y museos también tuve mis ratos de juventud con un amigo de la facu vienés. Fuimos a ver el partido Alemania-Holanda a un bar el miércoles a la noche, donde tomamos algo y adivinamos el resultado del partido!! así que nuestra recompensa fueron más tragos, una suerte de licor de pera y de ciruela.
Ahora estoy acá, en mi 5to día en Buenos Aires. Tengo las imágenes bien frescas. Entre dudas vitales y banalidad twitteras, continúo la rutina que tengo armada. La vuelta al trabajo y a la facultad, que en algún punto son formas de expansión también.
martes, 19 de junio de 2012
Get out now!!
domingo, 17 de junio de 2012
jueves, 10 de mayo de 2012
Derrida entregado
Primer Parcial Domiciliario
Política, nueva subjetividad y discurso.
Cátedra: Arfuch
Alumno: Ana Wagner
En una reflexión argumentada en función de las
problemáticas y discusiones planteadas hasta aquí en la bibliografía y en las
clases teórico/prácticas, comente sintéticamente alguno
de los siguientes pasajes, desplegando los conceptos y relaciones que
considere pertinentes:
3. "Toda escritura debe, pues,
para ser lo que es, poder funcionar en la ausencia radical de todo destinatario empíricamente
determinado en general. Y esta ausencia no es una
modificación continua de la presencia, es una ruptura de presencia, la `muerte´ o la posibilidad de la `muerte´ del
destinatario inscrita en la estructura de la marca". [...] "Lo que vale para
el destinatario, vale también por las mismas razones para el emisor o el
receptor. Escribir es producir una marca que constituirá una especie de máquina
productora a su vez, que mi futura desaparición no impedirá que siga
funcionando y dando, dándose a leer y a reescribir".
En principio lo
que transmite Derrida es la que la escritura trasciende al autor ya que cada
lectura hará de lo escrito otro texto. La función de la escritura supone su
legibilidad. El código no necesita del autor. Todo código es la condición de
posibilidad de sentido, a la vez que condición de imposibilidad, la posibilidad
del fracaso. La iterabilidad (otro), ligada a la repetición, estructura la
marca de escritura misma. Resultan
esclarecedoras las palabras de Bajtin: “…todo hablante es de por si un
contestatario, en mayor o menor medida: él no es un primer hablante, quien haya
interrumpido por vez primera el eterno silencio del universo, y él no
únicamente presupone la existencia del sistema de la lengua que utiliza, sino
que cuenta con la presencia de ciertos enunciados anteriores, suyos y ajenos,
con las cuales su enunciado determinado establece toda suerte de relaciones”[1]. No
podemos acercarnos a estos autores sin resaltar la teoría de la otredad y la
concepción de un sujeto relacional. Entender a la
escritura como representación le permite a Derrida introducir el concepto de
ausencia: la representación suple la presencia, y no como ruptura de la
presencia, sino como reparación y modificación continua.
Aparece el marcar como representar, como hacer
presente y en este sentido repara esa ausencia. “Una estructura que no fuese estructuralmente
legible-reiterable- más allá de la muerte del destinatario no sería una
escritura. Esto implica que no hay código de iterabilidad que sea
estructuralmente secreto. La posibilidad de repetir, y en consecuencia, de
identificar las marcas está implícita en todo código, hace de este una clave
comunicable, transmisible, descifrable, repetible por un tercero, por tanto por
todo usuario posible en general. (…)” (p. 356, 367). Aquí queda planteada la
teoría de la recepción, en tanto que es la lectura lo que actualiza el texto y
queda instaurada una relación.
El valor que toma
la ausencia para Derrida tiene que ver con una ruptura en la homogeneidad del
sistema que venía planteado por las tradiciones filosóficas. También influenciado por la teoría lacaniana,
incluye al inconsciente como constitutivo del ser humano. La identidad entonces
no puede ser entendida en términos de unidad. La ausencia puede ser de sentido, de la intención,
del total control del emisor de lo que quiso decir, ausencia de autoría
también. Es la ausencia de referente lo que construye la marca; “El signo nace
al mismo tiempo que la imaginación y la memoria, en el momento en que es
exigido por la ausencia del objeto en la percepción presente”(p.354). De aquí se
desprende el concepto de analogía, el cual asegura las continuidades. Un signo
escrito, como marca que permanece, da lugar a la repetición y a la vez siempre
tiene la posibilidad de ser sacado de su contexto. El autor introduce aquí el concepto de fuerza de
ruptura, el cual es la estructura misma de la iterabilidad de lo escrito: “dada
una estructura de iteración, la intención que anima la iteración no estará nunca
presente totalmente a sí misma y a su contenido. La iteración que la estructura
a priori introduce ahí una dehiscencia y una rotura esenciales” (p.168).
Todo signo escrito tiene las mismas
chances de funcionar como de ser sacado
del encadenamiento en el que está tomado. Es por esto que descarta las condiciones
de felicidad, diferenciándose de Austin.
Derrida pone el énfasis sobre el contexto, valorándolo por sobre el texto: “ningún
contexto puede cerrarse sobre él” (p.358) e instala la idea de acontecimiento.
Sobre este punto entabla una crítica al planteo de Austin, va a decir que el
concepto de contexto sufre una “incertidumbre teórica”.
El código es la
posibilidad y la imposibilidad de la escritura, concluye Derrida, que tampoco
puede cerrarse sobre su iterabilidad esencial o primera “Es algo propio de la
estructura de posibilidad del enunciado el poder formarse y poder funcionar
como referencia vacía o separada de su referente. Sin esta posibilidad, que es
también la iterabilidad general, generable y generalizadora de toda marca, no
habría enunciado” (p. 360) Todo signo puede ser citado y así romper con el
contexto dado, engendrar nuevos conceptos al infinito de manera absolutamente
no saturable. Esta apertura a los efectos de sentido da lugar al concepto de
diseminación. Este está sumamente ligado a que hay espacio – tiempo entre cada
repetición. Este espaciamiento es el surgimiento de la marca. Queda planteado
el lenguaje como una suerte de Foso.
Vale la
aclaración que Derrida no propone oponer enunciados citacionales y
enunciados-acontecimientos singulares por el otro. En este punto polemiza con
lo expuesto por Austín, y ofrece que se tratará de diferentes tipos de marcas o
de cadenas de marcas iterables. Pregunta
¿qué es un éxito cuando la posibilidad de fracaso continúa constituyendo su
estructura? Como ya se ha dicho, la intención que anima la iteración no estará
nunca presente totalmente a sí misma y a su contenido. Me parece que la mención a la muerte en la cita primera alude a esta última pregunta,
la posibilidad del fracaso presente en todo enunciado. De modo que concluye que
hay una ausencia esencial de la intención de la actualidad del enunciado, que
asimismo impide toda saturación de contexto. Lo mismo respecto a la identidad, que en el
caso de la firma se ejemplifica, “para funcionar, para ser legible, una firma
debe poseer una forma repetible, iterable, imitable: debe poder desprenderse de
la intención presente y singular de su producción. Es su mismidad lo que,
alterando su identidad y su singularidad, divide el sello.” (p.371) Pareciera
pertinente entonces mencionar que el libro en el cual Derrida inscribe este
texto es Márgenes de la filosofía. Podríamos ver en el margen un espacio
extra-límite que se extiende siempre en los bordes, o más allá de ellos. Me
parece que el concepto de diseminación está muy relacionado con este lugar del
margen, como lugar de apertura y negando en todo caso la posibilidad de un
desciframiento hermenéutico, la clarificación de un sentido o una verdad. “Cada
concepto pertenece a una cadena sistemática y constituye él mismo un sistema de
predicados. (…) son estos predicados cuya fuerza de generalidad, de
generalización y de generatividad se encuentra liberada, injertada sobre un
“nuevo” concepto de escritura que corresponde a lo que siempre ha resistido a
la vieja organización de fuerzas dominantes que organizaba la jerarquía
logocéntrica” (p.371, 372).
Derrida va a sostener que asistimos a un
despliegue histórico cada vez más poderoso
de una escritura general, de la cual el sistema del habla, de la
consciencia, del sentido, de la presencia, de la verdad, etc. son un efecto y
analizables en cuanto efectos.
Si la muerte
representa el límite de la presencia, no termina de funcionar tampoco como
límite último. A través de la firma alguien “es” incluso después de muerto, es
lo que queda de la identidad. La escritura vuelve a aparecer como trascendente.
[1]Bajtin, M. “El problema de los géneros
discursivos” en Estética de la creación
verbal, México, Siglo XXI, varias ediciones. Pág. 258.
martes, 8 de mayo de 2012
Actualización Derrida, Firma acontecimiento contexto en Márgenes de la filosofía
En una reflexión argumentada en función de las
problemáticas y discusiones planteadas hasta aquí en la bibliografía y en las
clases teórico/prácticas, comente sintéticamente alguno
de los siguientes pasajes, desplegando los conceptos y relaciones que
considere pertinentes:
3. "Toda escritura debe, pues,
para ser lo que es, poder funcionar en la ausencia radical de todo destinatario empíricamente
determinado en general. Y esta ausencia no es una
modificación continua de la presencia, es una ruptura de presencia, la `muerte´ o la posibilidad de la `muerte´ del
destinatario inscrita en la estructura de la marca". [...] "Lo que vale para
el destinatario, vale también por las mismas razones para el emisor o el
receptor. Escribir es producir una marca que constituirá una especie de máquina
productora a su vez, que mi futura desaparición no impedirá que siga
funcionando y dando, dándose a leer y a reescribir".
En principio lo
que transmite Derrida es la que la escritura trasciende al autor ya que cada
lectura hará de lo escrito otro texto. Entender a la escritura como
representación le permite introducir el concepto de ausencia: la representación
suple la presencia, y no como ruptura de la presencia, sino como reparación y
modificación contínua. La función de la escritura supone su legibilidad. El
código no necesita del autor. Todo código es la condición de posibilidad de
sentido, a la vez que condición de imposibilidad, la posibilidad del fracaso. Esta
itirabilidad (otro), ligada a la repetición, estructura la marca de escritura
misma. Marcar como representar, como hacer presente y en este sentido repara
esa ausencia. “Una estructura que no
fuese estructuralmente legible-reiterable- más allá de la muerte del
destinatario no sería una escritura. Esto implica que no hay código de
iterabilidad que sea estructuralmente secreto. La posibilidad de repetir, y en
consecuencia, de identificar las marcas está implícita en todo código, hace de
este una clave comunicable, transmisible, descifrable, repetible por un
tercero, por tanto por todo usuario posible en general. (…)” (p. 356, 367).
El valor que toma
la ausencia para Derrida tiene que ver con una ruptura en la homogeneidad del
sistema; la ausencia puede ser de sentido, de la inteción, del total control
del emisor de lo que quiso decir, ausencia de autoría también. “El signo nace
al mismo tiempo que la imaginación y la memoria, en el momento en que es
exigido por la ausencia del objeto en la percepción presente”(p.354). Aquí
aparece el concepto de analogía, el cual asegura las continuidades. Un signo
escrito, como marca que permanece, da lugar a la repetición y a la vez siempre
tiene la posibilidad de ser sacado de su contexto. Derrida introduce aquí el
concepto de fuerza de ruptura, el cual es la estructura misma de lo escrito y
de su iterabilidad. Tiene la misma chances de funcionar como de ser sacado del encadenamiento en el que
está tomado. Derrida pone el énfasis sobre el contexto, valorando más el
contexto que el texto. “ningún contexto
puede cerrarse sobre él” (p.358). El código es la posibilidad y la
imposibilidad de la escritura, concluye Derrida, que tampoco puede cerrarse
sobre su iterabilidad esencial o primera. La ausencia de referente construye la
marca; “Es algo propio de la estructura de posibilidad del enunciado el poder
formarse y poder funcionar como referencia vacía o separada de su referente.
Sin esta posibilidad, que es también la iterabilidad general, generable y
generalizadora de toda marca, no habría enunciado” (p. 360)
Todo signo puede
ser citado y así romper con el contexto dado, engendrar nuevos conceptos al
infinito de manera absolutamente no saturable. Esta apertura a los efectos de
sentido da lugar al concepto de diseminación. Esta está sumamente ligada a que
hay espacio – tiempo entre cada repetición. Este espaciamiento es el
surgimiento de la marca. Queda planteado el lenguaje como una suerte de Foso.
Vale la
aclaración que Derrida no propone oponer enunciados citacionales y
enunciados-acontecimientos singulares por el otro, En este punto polemiza con
lo expuesto por Austín, y ofrece que se tratará de diferentes tipos de marcas o
de cadenas de marcas iterables. Pregunta
¿qué es un éxito cuando la posibilidad de fracaso continúa constituyendo su
estructura? La intención que anima la iteración no estará nunca presente
totalmente a sí misma y a su contenido. De
modo que concluye que hay una ausencia esencial de la intención de la
actualidad del enunciado, que asimismo impide toda saturación de contexto. €
La muerte es otro
tema que aparece en la cita, que representa el límite de la presencia. La
escritura vuelve a aparecer como trascendente.
domingo, 6 de mayo de 2012
Derrida en #FSOC
Sí tuviera un perro lo sacaría a pasear en este momento, pero me conformo con regar las plantas y escribir mi parcial domiciliario. La cita es: "Toda
escritura debe, pues, para ser lo que es, poder funcionar en la ausencia
radical de todo destinatario empíricamente
determinado en general. Y esta ausencia no es una
modificación continua de la presencia, es una ruptura de presencia, la `muerte´ o la posibilidad de la `muerte´ del destinatario inscrita
en la estructura de la marca". [...] "Lo que
vale para el destinatario, vale también por las mismas razones para el emisor o
el receptor. Escribir es producir una marca que constituirá una especie de
máquina productora a su vez, que mi futura desaparición no impedirá que siga
funcionando y dando, dándose a leer y a reescribir".
Es mucho Derrida para mi solita, pero vale la pena hacer el intento. La consigna es: En una reflexión argumentada comente sintéticamente la cita desplegando los conceptos y relaciones que le resulten pertinentes
Un poco amplia pero bueno, hay que aprender a convivir con la libertad, es un gran recurso.
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